Acá bien temprano, cuando aún no ha salido el sol, se va a ordeñar. La leche la fraccionamos en tres partes, una para tomar, otra para obtener crema y manteca y la última para hacer el queso y la ricotta.
Para obtener crema y manteca es necesario juntar la nata de la leche cruda, sin hervir, durante varios días. Lo que hacemos es verter unos tres litros de leche en un balde de plástico y dejarla hasta el otro día en el refrigerador, donde no se congele. Recogemos con una cuchara la nata y la vamos colocando en un bollón el cual guardamos en el congelador. Cuando tenemos suficiente nata la dejamos descongelar y la vertemos en un bol. Comenzamos a batir. Lo primero que obtenemos es la crema doble. En ese instante separamos la cantidad de crema que vayamos a utilizar. Al resto lo continuamos batiendo hasta que comienzan a formarse grumos y a separarse el suero. Cuando todo el suero se ha separado, escurrimos y lavamos la manteca agregando agua y escurriendo varias veces hasta que el agua que se escurre salga clara. Por último agregamos si queremos un poquito de sal. Con la batidora eléctrica el trabajo es más fácil y rápido, aunque hay que tener cuidado de no pasarse si queremos sacar crema batida puesto que, si no estamos atentos, pasamos a obtener manteca en un abrir y cerrar de ojos.
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